Desde que a
principios del siglo XX comenzó a criminalizarse el cultivo, la posesión, la
venta y el consumo de cannabis, el
debate sobre la legalización de la marihuana (“el producto ilegal más consumido del
mundo”, como la ha definido
la ONU) ha permanecido abierto, como reflejo de una sociedad
profundamente dividida entre quienes la consideran una peligrosa droga y una
amenaza social, y quienes entienden, por el contrario, que la hierba no es
comparable a otras sustancias más ‘duras’, que es menos nociva que el alcohol o
el tabaco, que la ilegalización es contraproducente o que su consumo pertenece
al ámbito privado del individuo.
Más allá de
la polémica sobre los efectos de la marihuana sobre la salud, la controversia
afecta también a la criminalidad derivada de la prohibición. Mientras que
muchos siguen manteniendo que la respuesta al narcotráfico requiere más ‘mano dura’, el fracaso
de las políticas policiales y prohibicionistas con que la mayoría de los países
combaten el problema ha llevado a cada vez más voces relevantes a apostar por la despenalización, o, al menos, por
la regulación.
En EE UU una
encuesta revelaba hace unos días que la despenalización de la marihuana cuenta
con el apoyo
récord del 50% de la población, algo que podría influir en la postura de Obama sobre este asunto,
en el marco de la campaña electoral. Y esta misma semana, el Gobierno de
Uruguay volvía a poner el debate en primer plano al
anunciar que no solo legalizará la hierba, sino que también peleará por ello a
nivel internacional.
No obstante,
y pese a que iniciativas como la del ayuntamiento tarraconense de Rasquera (comercializar cultivos de marihuana como parte de un plan
anticrisis) parecen estar resquebrajando el tabú, las tesis
prohibicionistas o restrictivas siguen siendo predominantes. La falta de un
consenso científico (se suceden los estudios confirmando o desmintiendo los beneficios terapéuticos de la
marihuana, o su peligrosidad), el consumo entre adolescentes, o planteamientos más
ideológicos o de carácter moral, alimentan el rechazo de los gobiernos a la
despenalización. En Holanda, uno de los tradicionales ‘santuarios’ para el
consumo de cannabis, se acaban de aprobar leyes más restrictivas, y en Canadá, país pionero
en la legalización del uso de la marihuana con fines terapéuticos, el Gobierno
insiste una y otra vez en que no piensa pasar de ahí.
Estas son
las claves de la marihuana, de su situación legal en el mundo y del debate en
torno a una planta que, con permiso o sin él, el ser humano lleva consumiendo desde
hace miles de años.
¿Qué es la marihuana y cómo actúa?
La planta de
la marihuana, o cannabis (Cannavis Sativa, nombre que
proviene de las palabras cáñamo -cannabis- y cultivo -sativa-), contiene
sustancias psicoactivas cuyo consumo, así como el de su resina, la sustancia
derivada conocida como hachís, está asociado a
fines recreativos, medicinales o incluso religiosos. Los productos no
psicoactivos del cannabis (la fibra y las semillas, que tienen, entre otros, un
uso textil) son legales en muchos países, donde existen licencias para su
cultivo. La hierba, sin embargo, es una sustancia controlada en casi todo el
mundo, aunque existen excepciones por motivos médicos.
El compuesto
químico psicoactivo predominante en el cannabis es el tetrahidrocannabinol
(THC). Según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito
(ONUDD), la marihuana generalmente contiene un 5% de THC, la resina puede
contener un 20% y el aceite de hachís más de un 60%.
El cannabis
se consume de varias maneras, la mayoría de las cuales implican la inhalación
de humo, ya sea a través de cigarrillos (porros), tubos, o bongs (cachimbas
portátiles con cámara de agua). También puede consumirse por vía oral (en forma
de pasteles de marihuana, por ejemplo). El metabolismo inicial de los
cannabinoides en el humo de la marihuana se produce en los pulmones, mientras
que por vía oral son metabolizados en el tracto gastrointestinal y el hígado.
¿Cuánto se consume?
En 2004
Naciones Unidas calculó que aproximadamente el 4% de la población mundial
adulta (162 millones de personas) consume marihuana anualmente, y que alrededor
del 0,6% (22,5 millones) la consume a diario. El cannabis es la droga más
consumida en Europa, según el Observatorio Europeo de las Drogas y
Toxicomanías (EMCDDA), que reveló en un estudio publicado el pasado
mes de marzo que un total de 78 millones de europeos de entre 15 y 64 años de
edad han consumido cannabis al menos una vez en su vida, lo que supone un 23,2%
de la población del continente.
España es uno
de los mayores consumidores de cannabis de Europa y también uno de los
principales puntos de entrada de la droga, en su mayoría procedente del norte
de África. Un 32,1% de los españoles han consumido cannabis al menos una vez en
la vida, una proporción solo menor que la observada en Dinamarca, dónde un
32,5% de la población lo ha probado al menos una vez.
España ocupa
la tercera posición europea, con un 10,6% de la población que se declaró
consumidora, incluyendo los que lo hacen de forma ocasional, entre noviembre de
2010 y el mismo mes de 2011. En primer lugar se encuentra Italia, donde un
14,3% de la población consumió cannabis en ese periodo de tiempo, seguida de la
República Checa, con una proporción del 11,1%.
¿Qué efectos tiene?
Los efectos
de la marihuana en el organismo varían mucho entre unas personas y otras, y
dependen de la dosis, del contenido de THC y de la forma de administración, así
como de la personalidad, las expectativas y la experiencia previa del sujeto, y
también del contexto en que se consuma o de que se combine o no con otras
drogas como el alcohol.
Mientras que
algunos consumidores afirman que la alteración del estado de ánimo y de la
cognición causada por la sustancia incrementa la sociabilidad o el
recogimiento, el consumo de grandes cantidades puede dar lugar también a
desorientación, despersonalización, paranoia, estados de pánico, taquicardia,
alucinaciones o cuadros psicóticos graves.
En general,
la marihuana disminuye la actividad cerebral y estimula los llamados “circuitos
de recompensa” o sistemas neuronales que provocan sensaciones de placer. A
corto plazo puede provocar ensoñación, pérdida de la sensación de tiempo,
distorsión de la percepción espacial, acentuación de los colores, disminución
de los reflejos, risa descontrolada, aumento del apetito, sequedad en la boca,
sensaciones de exaltación o de relajamiento y aumento de la libido.
¿Es peligrosa?
Según diversos estudios, el consumo prolongado de
marihuana puede causar problemas de memoria y aprendizaje, trastornos
emocionales (ansiedad, depresión) y de la personalidad, enfermedades
bronco-pulmonares, trastornos del ritmo cardiaco, psicosis y esquizofrenia
(sobre todo, pero no únicamente, en individuos predispuestos).
También
existe el riesgo de adicción, si bien varios informes establecen
la dependencia generada por el cannabis en un nivel inferior al de la causada
por la nicotina del tabaco o el alcohol, y muy por debajo de las consideradas
drogas duras, como la cocaína o, especialmente, la heroína.
Fumar
cannabis es considerado el método más perjudicial de consumo, ya que la
inhalación de humo de materiales orgánicos puede causar problemas de salud
diferentes, como el cáncer, semejantes o peores a los causados por el tabaco.
En 1948 la Organización
Mundial de la Salud estableció la marihuana como una droga
peligrosa,tanto desde el punto de vista mental y físico como desde el punto de
vista social, si bien no tiene una postura oficial sobre su despenalización.
En cualquier
caso, no existe un veredicto único en la comunidad científica en relación a las
cualidades positivas o negativas de la planta, y el debate incluye también
otros elementos ajenos a la salud, como el narcotráfico o los intereses
económicos (en EE UU, el cultivo de marihuana, que se ha multiplicado por diez
en los últimos años, generaba en 2006 unos 35.000 millones de dólares -26.500
millones de euros-, más que el trigo o el maíz), aspectos de tipo
moral y religioso, e incluso una vertiente filosófica y política, en lo que
respecta a los límites del Estado sobre la libertad del individuo.
¿Cuáles son sus usos medicinales?
En 1997, y
basándose en más de 75 estudios aparecidos desde 1975, la prestigiosa
publicación científica New England Journal of Medicine expuso en un artículo una serie de virtudes medicinales del
consumo de marihuana, referidos al alivio de los síntomas de muchas
enfermedades, entre ellas, el cáncer y el sida.
Numerosos
estudios han avalado esta tesis desde entonces, ampliando las supuestas
virtudes de la hierba a la lucha de males como la eplilepsia, el Alzheimer o la
esclerosis múltiple. Esta misma semana, la revista Neuropharmacology ha
publicado los resultados de una investigación llevada a
cabo por el Grupo de Investigación en Cannabinoides de la Universidad
Complutense de Madrid, que ha detectado efectos positivos del cannabis en un
modelo de esclerosis múltiple en ratones, demostrando una mejora en la
progresión de la enfermedad.
Los resultados, sin embargo, siguen sin ser concluyentes. En el mismo caso de la esclerosis múltiple, el pasado mes de mayo un amplio estudio, financiado por el Consejo Británico de Investigación Médica, reveló que cápsulas de cannabis no habían logrado desacelerar el avance de la enfermedad. Pese a señales prometedoras en estudios previos a menor escala, los investigadores hallaron que los pacientes que tomaban cápsulas que contenían THC no obtenían mejores resultados que aquellos que recibían placebo.
¿Cuáles son los argumentos en contra de la despenalización?
En general,
los partidarios de mantener la marihuana como sustancia ilegal, y de
criminalizar su consumo, consideran probados los daños que la droga provoca en
la salud de quienes la consumen y entienden asimismo que supone un peligro
social con potenciales daños a terceros (se suelen invocar, por ejemplo, los
accidentes de tráfico causados por conductores que habían fumado cannabis, o el
efecto negativo que puede tener una mayor acesibilidad a la droga entre
sectores de la población más vulnerables, como los adolescentes, o entre
personas menos informadas sobre sus consecuencias).
Los
argumentos en contra de la despenalización sostienen que legalizar la marihuana
provocaría un aumento de su consumo e insisten en que el cannabis suele ser la
puerta de entrada al consumo de otras drogas más nocivas o incluso letales.
¿Cuáles son los argumentos a favor?
Al igual que
entre los detractores de la despenalización, entre los partidarios existen
diferentes posturas, que van desde la desregulación total hasta una venta
basada en el control del Estado (en farmacias, por ejemplo), pasando por la
legalización solo con fines terapéuticos.
Actualmente,
uno de los grupos más influyentes en favor de la despenalización de la
marihuana es la Comisión Global de Políticas sobre
Drogas, integrada por tres ex presidentes latinoamericanos y
numerosas personalidades de otras partes del mundo, incluyendo ex mandatarios,
empresarios e intelectuales, como el ex secretario general de la ONU, Kofi
Annan; el ex primer ministro griego, Yorgos Papaconstantín; Javier
Solana, alto representante europeo en Política Exterior; el ya fallecido
escritor mexicano Carlos Fuentes, o el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa.
Esta comisión recomienda acabar con la
“criminalización”, “marginalización” y “estigmatización” de los consumidores
que no causan daños a terceros, e impulsar a los gobiernos a experimentar con
modelos de regulación, especialmente en el caso de la marihuana, para minar el
poder del crimen organizado. Mantiene además que “la guerra contra las drogas
no ha reducido el consumo, ha llenado las cárceles, cuesta millones de dólares,
alienta el crimen organizado y causa miles de muertos”.
¿Cuál es la
situación legal en el mundo?
- España. Los delitos relacionados con el cannabis están castigados con sanciones administrativas e incluyen el tráfico ilegal, favorecer, facilitar o promover su uso y la posesión y el consumo en lugares públicos. El consumo y el cultivo para uso propio no está penalizado. La práctica judicial indica que la posesión punible comprende los importes superiores a 40 gramos. En España existen los denominados clubes sociales de cannabis, a través de los cuales los socios pueden acceder al cannabis de forma legal. El uso terapéutico está regulado mediante receta, si bien únicamente está aprobado para casos avanzados de esclerosis múltiple con espasticidad.
- Alemania. La posesión de una cantidad pequeña de cualquier droga es un delito penal, pero no está procesada o castigada cuando no hay daño a terceros, no participan menores de edad, la sustancia es de uso personal o el delito implica una “cantidad insignificante”.
- Argentina. En 2009, la Corte Suprema de Justicia declaró la inconstitucionalidad de parte de la ley de estupefacientes, y en consecuencia la tenencia en pequeñas cantidades para consumo personal queda cubierta por la garantía de derecho a la intimidad.
- Australia. La marihuana es ilegal, pero su uso está despenalizado en algunos estados.
- Bélgica. Despenalizó el consumo y la posesión de pequeñas cantidades de cannabis en 2001. El consumo en la calle y espacios públicos sí está multado.
- Brasil. Penas de arresto por posesión y consumo en lugares públicos. El consumo personal y privado puede conllevar advertencias y obligatoriedad de someterse a un curso educativo sobre los efectos de las drogas y a servicio comunitario.
- Canadá. Fue el primer país del mundo en habilitar un sistema legal para regular el uso médico de la marihuana. Las personas que sean declaradas enfermas por médicos y reciban un permiso del gobierno, pueden usar marihuana de manera legal. Sin embargo, la producción comercial y la venta de la planta para uso no médico continúa estando penada.
- Chile. Es legal el consumo personal, pero no la producción y comercialización, ni la inducción, promoción o facilitación por cualquier medio del uso o consumo de marihuana.
- China. Los castigos por posesión de cualquier tipo de droga, incluyendo la marihuana, son muy duros, y pueden implicar desde altas sentencias de prisión hasta la pena de muerte, si bien ésta suele aplicarse solo a delitos graves de tráfico y producción.
- Estados Unidos. El consumo de marihuana es ilegal, pero, gracias a una ley de 1970, en un total de 16 Estados, incluyendo la capital federal, se permite su uso médico como paliativo del dolor en enfermedades graves. No obstante, solo en Colorado se puede comprar y vender sin quebrantar la ley. El número de pacientes que piden marihuana con fines terapéuticos en este estado se ha disparado hasta alcanzar los 127.000 en 2011. Un referéndum en California para legalizar la marihuana también para uso recreativo no prosperó por un estrecho margen. EE UU es el país con mayor número de consumidores y también el primer productor mundial de marihuana.
- Egipto. Como en muchos otros países árabes, el consumo de marihuana está socialmente aceptado (a diferencia del de alcohol), si bien la posesión de grandes cantidades está penada por la ley.
- Francia. El consumo puede acarrear penas de hasta un año de prisión y la posesión puede castigarse con hasta 10 años de cárcel. No obstante, muchos jueces y fiscales rechazan seguir adelante con procesos abiertos a consumidores. Los consumidores regulares son dirigidos al servicio de salud o a instituciones sociales.
- Finlandia. La posesión y el consumo se condenan penalmente, aunque se puede evitar ir a la cárcel acudiendo a terapia de desintoxicación.
- Holanda. El gobierno holandés despenalizó la posesión de menos de cinco gramos de cannabis en 1976, y actualmente la producción y el tráfico no están regulados. Holanda es el único país en el que se toleran los llamados coffee shops, cafés en los que se puede comprar y consumir derivados del cannabis, pero el pasado mes de mayo una nueva ley limitó la venta de marihuana en estos establecimientos. Los coffee shops deben convertirse ahora en clubes privados con un máximo de 2.000 socios, que deberán demostrar que son residentes legales en el país. En principio, la medida se aplica a las provincias del sur, fronterizas con Bélgica y Alemania, y deberá estar implementada en toda Holanda en 2013.
- India. La posesión está penada con penas que pueden acarrear entre cinco y diez de cárcel, dependiendo de la cantidad. No obstante, en el norte del país el consumo está más tolerado.
- Italia. Los delitos relacionados con el cannabis como la posesión para uso personal se castigan con sanciones administrativas a partir de la segunda infracción.
- Jamaica. Aunque teóricamente no es legal, el uso del cannabis está muy aceptado socialmente, lo que equivale a una legalizacion de facto. En cualquier caso, no se permite la importación o la exportación de ningún tipo de drogas.
- Kenia. Penas de hasta diez años de cárcel por consumo y tenencia.
- Marruecos. Teóricamente, la posesión de pequeñas cantidades no está perseguida legalmente. El tráfico a pequeña escala se castiga con penas de entre dos y diez años de cárcel. A gran escala, de diez a veinte años.
- México. La posesión de pequeñas cantidades para uso propio no está castigada, pero el tráfico, el comercio, la importación y la propaganda pueden conllevar penas de hasta 25 años de cárcel.
- Portugal. Se permite la posesión de pequeñas cantidades para uso personal, con una normativa similar a la española. El máximo está establecido en 25 gramos de marihuana o cinco gramos de hachís.
- Reino Unido. Los delitos relacionados con la posesión de cannabis se castigan con hasta dos años de prisión (hasta 14 si es con intención de traficar), si bien la policía puede advertir en lugar de perseguir, y los tribunales pueden aplicar multas, libertad condicional o servicio comunitario. En 2004, el cannabis fue reclasificado como droga de clase C, un tipo de estupefacientes por cuyo uso no es normal practicar detenciones.
- Rusia. La posesión de hasta seis gramos de cannabis, o de hasta dos gramos de hachís, conlleva multas. Por encima de estas cantidades las penas pueden ser de prisión.
- Suiza. La posesión, consumo y distribución son ilegales, pero normalmente solo se imponen multas mínimas tanto por posesión como por uso personal. El Gobierno federal debate suavizar la legislación.
- Turquía. La posesión de cannabis puede conllevar hasta dos años de cárcel, aunque la sentencia puede intercambiarse por entre uno y tres años de rehabilitación si se trata de la primera vez.
- Uruguay. Actualmente, la posesión de pequeñas cantidades para uso personal no está penalizada, y la ley no especifica un máximo para esta cantidad. El pasado miércoles, el Gobierno anunció la “legalización regulada y controlada” de la marihuana en el país para combatir el delito, y prometió plantear esa estrategia en los foros internacionales con el argumento de que el modelo de lucha contra el narcotráfico vigente en el mundo ha fracasado. La iniciativa incluye un registro de consumidores e impuestos que se destinarían a la rehabilitación de drogodependientes.
Noticia : http://www.20minutos.es/noticia/1519569/0/marihuana/legalizacion/claves/
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