divendres, 8 de juny del 2012

Que es CatFAC?


La Federación de Asociaciones de usuarios de Cannabis de Cataluña es una agrupación de diversas asociaciones de usuarios de Cannabis de todo el territorio Catalán, que comparten ideas en torno a la regulación buscando siempre una finalidad social. Así, todas las agrupaciones federadas, que aglutinan acultivadores, estudiosos y usuarios, pretenden conseguir que en su entorno, cualquier usuario de cannabis pueda acceder de forma segura, respetando sus derechos como usuario y alejándolo del peligroso mercado negro.

Desde hace 2 años las asociaciones de usuarios de cannabis de Catalunya , Acció Cannàbica, CTCC, CannaVIP, La MACA, ACCAAT, ACUC, ATIC y AUMCAT trabajamos conjuntamente en la  Federación de Asociaciones Cannábicas, . Estas asociaciones trabajamos en la defensa de los derechos del usuario de cannabis y por una regulación que acabe con la inseguridad jurídica en la que se encuentra. Después de estos dos años de reflexión y trabajo interno, asesorados por los juristas colaboradores con la FAC y en estrecha colaboración con EusFAC, decidimos, este enero de 2012, fundar la Federación Catalana de Asociaciones Cannábicas, CatFAC.

     
Desde la CatFAC funcionamos con el modelo que propone la FAC. Este modelo ha sido presentado en el parlamento europeo, español y vasco, siendo reconocido como una alternativa legalmente viable, compatible inclusive con los tratados internacionales de la ONU. Estas asociaciones denominadas Clubes Sociales de Cannabis, CSC, son vistas en nuestro territorio e internacionalmente como una alternativa viable al mercado negro del cannabis.
      
El modelo que seguimos se basa en la transparencia, la ausencia del ánimo de lucro, el funcionamiento democrático y la reducción de riesgos asociados al uso del cannabis. Para pertenecer a estas asociaciones se ha de ser mayor de edad, residente en nuestro país, previo usuario de cannabis o sufrir una dolencia susceptible de ser tratada con cannabis según la IACM, International Association for Cannabinoid Medicines. 

Las producciones se llevan a cabo bajo la demanda y control de los socios, quienes forman parte de un círculo cerrado y concreto de usuarios, basado en la contención para evitar confusiones en torno al funcionamiento. 


 Las asociaciones federadas siempre han buscado el consenso y entendimiento con las fuerzas de seguridad del estado y los poderes políticos, recibiendo de ambos una postura de respeto y abierta al dialogo, en la cual no tienen cabida por ambas partes actitudes o acciones beligerantes como la de los últimos días. Nuestros objetivos ya han sido comunicados al Govern de Catalunya; la creación de una regulación especifica para las asociaciones cannábicas que demuestre el buen funcionamiento y la transparencia de las mismas creando un registro específico, apoyada en la propuesta de Ley Especial Reguladora de los Clubes Sociales de Cannabis, amparada en el artículo 1.3. de la Ley orgánica 1/2002, reguladora del derecho de asociación, y en un control de calidad que va desde la producción hasta la distribución y que ya ponemos en practica las asociaciones de la CatFAC. En efecto, aunque cultivamos una planta en principio ilícita, actuamos sin embargo dentro de la ley, apoyándonos para ello en la jurisprudencia del Tribunal Supremo sobre el llamado “consumo compartido”. Para ello debemos reunir una serie de condiciones:

• Deben ser espacios privados para personas mayores de edad habituadas al consumo de cannabis y sin difusión a terceras personas.
• Sin ánimo de lucro, con un cultivo planificado en función de la previsión de consumo conjunta de las personas asociadas.
• El cannabis se dispensa en cantidades pequeñas, que puedan ser consideradas para consumo inmediato.
• Existe un acuerdo colectivo de autocultivo y una previsión de la cantidad de marihuana a consumir por cada usuario anualmente, teniendo dicha cantidad un límite superior.

Sin embargo, nuestra actividad sigue estando en una especie de nebulosa legal, debido a la indefinición de la legislación estatal en la materia y a la ausencia de un protocolo de actuación por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad. En efecto, a diferencia de lo que sucede en otros estados miembros de la Unión Europea, aún no se ha establecido con claridad el número de plantas que se pueden cultivar por persona, ni se ha legislado nunca sobre la figura, perfectamente establecida en la jurisprudencia, del “consumo compartido”.

En cuanto a los CSC, tampoco existe una reglamentación específica, a pesar de que existen buen número de ellos en la mayoría de comunidades autónomas y de que hace años que los tribunales vienen fallando sistemáticamente en nuestro favor, siempre que se cumplan los requisitos antes expuestos. 

Entendemos que la situación actual es claramente irregular, y creemos que no se están respetando los principios de seguridad jurídica y mínima intervención, además de cuestionarse el derecho a la libre asociación, al libre desarrollo de la personalidad, e incluso a la protección de la salud, como en el caso de enfermos graves que son privados de una planta medicinal que utilizan, en muchos casos, por recomendación médica.

               

  Los Clubes Sociales de Cannabis respetan los límites del derecho penal y encajan sin dificultan en el marco de las convenciones de la ONU sobre drogas y en el de las recomendaciones marco de la Unión Europea en materia de delito de tráfico de drogas, como así lo manifestó en 2006 la propia Comisión Europea a través del comisario Frattini. Se trata de un modelo que permite salir de las redes del mercado negro a las personas usuarias, genera recaudación de impuestos y cotizaciones, reduce el gasto policial, impide el acceso de los menores a la sustancia, carece de trascendencia pública al funcionar en el ámbito privado, garantiza la calidad del producto, facilita la detección y prevención de consumos problemáticos entre sus miembros, y genera un sector económico no lucrativo, gestionado democráticamente por las propias personas usuarias, ofreciendo una alternativa a las políticas de drogas vigentes, basadas en la prohibición, y cuya ineficacia ha sido constatada por multitud de instituciones y expertos.

A falta de reglamentación externa, los Clubes Sociales de Cannabis, están intentando desarrollar y poner en práctica un modelo de autorregulación y control, que impida que bajo el paraguas de una asociación se puedan llevar a cabo actividades ilícitas. Sin embargo, entendemos que lo deseable es que los controles provengan de las instituciones públicas, a fin de asegurar la transparencia y la seguridad. Creemos que entre tales mecanismos de control debería incluirse un protocolo de actuación policial para estos casos, que evite situaciones como la que sufren periódicamente la mayoría de asociaciones.

Basta de hipocresia hay que dar respuesta a una realidad social cada vez mas visible el mundo a dicho NO a una adsurda y eneficaz guerra contra las Drogas que solo a creado consumidores persegidos y marginados, Narcotraficantes millonarios y Paises destrozados por una guerra motivada por Estados Unidos en todo el Mundo.Basta!!! Otro Mundo es Posible.


                     CatalunyaFAC@gmail.com

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