Primero, se ha tratado de una cata
sensorial: un biólogo especializado ha mostrado las cualidades y
características de distintas variedades de cannabis que se pueden apreciar
mediante el tacto y el olfato. Después, y para que todo se limitase a la
estricta legalidad mediante previa inscripción por la cual el periodista se
convertía en socio de Airam por un día, todos han podido fumar y saborear estas
variedades. Antes, eso sí, no ha faltado el refrigerio para llenar el estómago
antes de probar la marihuana.
En esta cata se ha enseñado a diferenciar las propiedades de una marihuana
bien cultivada de otra tratada con elementos nocivos. Desde la asociación
piensan que la legalización mejoraría
la calidad de la marihuana que circula, de la que destacan sus
propiedades medicinales para uso
paliativo o terapéutico. «Muchos enfermos se dirigen a nosotros para
llevar su dolencia de forma digna, hay médicos que recomiendan su consumo o el
de sus derivados para apaciguar el dolor», asegura Albert Tió, fundador de
Airam. «La asociación quiere promover el debate social sobre la regularización
del cannabis para un consumo libre y responsable» comenta Tió, que añade que
con la actual situación de ilegalidad «se
pierden los beneficios ecológicos y económicos de la plantación de cáñamo».
Una vida de
película
A la rueda de prensa ha asistido también el alcalde de Rasquera, Bernat Pellisa, que ha defendido de nuevo la plantación de cannabis del pueblo.«No sé si es
muy buena o muy mala, pero lo que sí sé es que es una solución a nuestra
situación», dice Pellisa, que ha remarcado la orientación medioambiental
y educativa del proyecto, aunque también ha dejado espacio a la crítica. «El
problema del comercio negro del cannabis existe y existirá, con esto hemos
conseguido quitar la careta de muchos y hablar de hipocresía respecto a este
tema» sentencia Pellisa, que ha lamentado también las diligencias informativas
abiertas por la Fiscalía, que el Ayuntamiento pedirá que cierren.

Marks ha señalado Rasquera como un ejemplo y un modelo a seguir, que
también existe en otros países como Pakistán. Confía en que acciones como ésta
desembocarán en la legalización del cannabis. «He pensado eso por años y he
estado equivocado, pero creo que estamos en el momento oportuno y en la
situación idónea de libertad», bromea Marks.
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