divendres, 10 d’agost del 2012

La ley establece que la adicción a las drogas debe ser considerada como un problema de salud pública, y los consumidores tratados como pacientes y no como delincuente


El alcalde de Bogotá, el izquierdista Gustavo Petro, anunció la apertura de centros de expendio controlado de drogas para adictos con la idea de contener los delitos asociados, lo que abrió una agria polémica sobre el creciente consumo interno de estupefacientes, un tema poco tocado en Colombia.

El proyecto, que podría comenzar a funcionar en septiembre si logra el aval del gobierno nacional, pretende instalar centros de atención especializados en tres zonas de Bogotá donde se concentran los adictos, especialmente al bazuko (similar a la pasta base), conocidos popularmente como "ollas".

La alcaldía basa su propuesta en experiencias de ciudades de Canadá, Portugal, Holanda y Suiza, entre otras, y para ello ha destinado un presupuesto inicial de 1.200 millones de pesos (unos 671.328 dólares).

Para Augusto Pérez, especialista en adicciones y director de la corporación Nuevos Rumbos, de atención a los drogadictos, se trata de "un gran reto, porque rehabilitar a miles de consumidores de bazuko es una tarea muy compleja".

"Si los centros acogieran realmente a consumidores de bazuko sería algo muy novedoso en Colombia y en el mundo, pues hasta ahora los países europeos sólo atienden a heroínomanos", dijo Pérez.

Una ley sancionada en julio estableció que la adicción a las drogas debe ser considerada como un problema de salud pública, y los consumidores tratados como pacientes y no como delincuentes.

Además, desde 1994 en Colombia se despenalizó la tenencia de una dosis personal de drogas, establecida en un gramo de cocaína o 20 gramos de marihuana.

La alcaldía de Bogotá lanzó su proyecto mientras en Uruguay el gobierno del presidente José Mujica presentó ante el parlamento una propuesta para legalizar y asumir el control de la producción y venta de la marihuana, con el fin de reducir los riesgos a los que están expuestos los consumidores.
En tanto, en Chile, el Congreso también debe evaluar un proyecto para legalizar el cultivo y el consumo personal y terapéutico de la marihuana, en medio de crecientes críticas a la política mundial antidrogas.

-- Colombia, de país productor a país consumidor --

Colombia, el primer productor mundial de cocaína con 345 toneladas de esa droga en 2011, según cifras de la ONU, se ha concentrado hasta ahora en atender los problemas que le crea el narcotráfico, y sólo recientemente comenzó a verse a sí misma también como un país consumidor.

Pero la idea de suministrar drogas a los adictos, aún las permitidas para uso médico, generó rechazo de diversos sectores que consideraron la propuesta como "ilegal e inconstitucional".

El Procurador general, Alejandro Ordóñez, se opuso frontalmente a la idea, al aseverar que "no es cierto que reduzca el delito" y sostener que con ella "no se previene el consumo sino que se promueve".

Según un estudio de la alcaldía, de los 7,3 millones de habitantes de Bogotá, 125.000 son consumidores de drogas. De estos 70.000 son considerados "consumidores de abuso", y de ese grupo hay 7.000 consumidores de bazuko, potenciales asistentes a los centros.
En cuanto a la relación entre el consumo de drogas y la delincuencia, la alcaldía reveló que de los 1.632 homicidios registrados en Bogotá en 2011, 252 (15,4%) tuvo algún tipo de relación con las drogas.

"Colombia gasta millones de pesos y de dólares en la lucha contra las drogas, pero muy poco destina a tratamientos integrales de rehabilitación", dijo Álvaro Enciso, presidente de la fundación La Luz, dedicada a la atención de adictos.

"La propuesta de Petro abrió el debate sobre el consumo interno de marihuana, cocaína, bazuko y heroína, droga esta última que está aumentando considerablemente su consumo en la capital", añadió.


En medio de la polémica, el secretario de Salud de Bogotá, Guillermo Alfonso Jaramillo, aclaró que la propuesta únicamente establece el suministro de drogas permitidas por la ley, para disminuir la ansiedad de lo adictos.

"Vamos a trabajar con las drogas que están aceptadas, que podemos usar con prescripción medica, que no están disponibles en el mercado y que están controladas" explicó Jaramillo.
Los centros contarían con la asistencia de médicos, psicólogos, psiquiatras, odontólogos y enfermeras para los tratamientos de las adicciones y también ofrecerían un jardín infantil, para los hijos de los habitantes de la calle, un comedor comunitario, baños móviles y alojamientos móviles.

Según el más reciente estudio a nivel nacional del gobierno colombiano, de 2008, en el país había 450.000 consumidores de marihuana, 140.000 de cocaína, 34.000 de bazuko, 31.000 de éxtasis y 3.000 de heroína.

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