La cadena estadounidense CNN realizó una más que curiosa prueba para estudiar los efectos del consumo de marihuana en la conducción, después de que el estado de Washington aprobara el pasado mes de noviembre la iniciativa 502, que estableció el límite de THC(tetrahidrocannabinol, principio activo del cannabis) en cinco nanogramos por mililitro de sangre. La iniciativa también legalizaba la posesión de 28 gramos de marihuana, pese a que no se permite ni su cultivo ni su venta.
La primera voluntaria,
Addy, de 27 años y consumidora de marihuana bajo prescripción médica, llegó a
la prueba con un nivel de THC de 15,9 nanogramos por mililitro de sangre, más
del triple de lo permitido por ley. Pese a que Addy rozó una señal de STOP con
una de las cámaras colocadas a propósito en un lateral del vehículo en la
primera vuelta, el instructor que la acompañaba destacó que su conducción era
“realmente buena”. Los otros dos voluntarios fueron Dylan, de 34 años y
consumidor de cannabis en fin de semana, y Jeff, de 56 años y consumidor
ocasional.
Tras consumir 0,3 gramos
de marihuana, Dylan, que quintuplicaba los límites permitidos, y Jeff, que los
cuadruplicaba, condujeron más lentos y con una actitud algo más distendidos y
alegres de lo habitual en ellos. La conducción de Addy, pese a septuplicar los
límites y a conducir con una velocidad algo menor, no se vio muy afectada,
según el instructor.
Tras dos nuevos
descansos en los que los voluntarios consumieron 0,9 gramos cada uno, los
efectos pasaron a ser más evidentes e incluso peligrosos. Dylan empezó a
estresarse en exceso, mostrandose confuso ante la situación de los conos,
saliendo del circuito antes de hora y sobrepasando los límites de velocidad. El
instructor, en un momento de la prueba, tuvo que cogerle el volante para evitar
el choque con uno de los fotógrafos. Los policías que observaban consideraron
que no debería estar en la carretera.
Jeff, tras fumarse los
0,9 gramos, redujo sustancialmente la velocidad y llegó a chocar con un cono
cuando realizaba un tramo marcha atrás. Él mismo consideró que no debería estar
conduciendo en ese estado y el instructor y los policías estuvieron de acuerdo.
Addy, sin embargo, se
convirtió en una conductora más atrevida y su actitud era muy distendida. Los
policías que observaban el recorrido se mostraron dubitativos ante la
posibilidad de parar el vehículo si lo encontraran en circunstancias normales.
Para explorar todos los límites, la organización decidió darle 0,14 gramos más.
Al volver a subir al vehículo, solo 30 segundos le hicieron falta a la
conductora para darse cuenta que ya iba demasiado colocada para sentarse ante
el volante.
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