dijous, 28 de març del 2013

España es percibida como la nueva Holanda.



La tolerancia de la Policía y las autoridades judiciales hacia el consumo de cannabis ha contribuido a que España empiece a ser percibida como la nueva Holanda.

La legislación española no penaliza el consumo de drogas blandas, mientras no se realice en lugares públicos, ya que en este caso el infractor se expone a una sanción administrativa.

Las autoridades tampoco castigan la posesión de cannabis para uso personal, pero sí penalizan la venta de los alucinógenos derivados de esta planta.

El ciudadano puede llevar encima una cantidad para consumo propio que oscila entre 10 y 100 gramos.

En última instancia, es el juez el que determina si la cantidad de droga incautada puede ser posesión para consumo o para tráfico.

La multa por consumir mariguana y hachís en público es de 300 euros, pero en la práctica la Policía española suele hacer la vista gorda ante el incumplimiento de esta normativa, siempre que se realice de manera discreta y no se produzca en un local cerrado o en las cercanías de guarderías o colegios.

Al igual que el tráfico, el cultivo de droga en España está considerado como un delito contra la salud pública, independientemente del número de plantas que se tengan, aunque los Jueces españoles suelen archivar la causa si consideran que la cantidad que se cultiva es pequeña, está destinada al consumo personal y no existe la intención de traficar.

Las asociaciones españolas que defienden el consumo de drogas blandas buscan, no obstante, una mayor tolerancia hacia la cultura del cannabis, así como la regulación del consumo y venta de mariguana y hachís, ya que consideran perjudicial la falta de legislación en la materia.

"Lo que reclamamos es una regulación que garantice los derechos de los usuarios adultos y que contribuya a reducir los riesgos asociados al consumo y que ayude a proteger a los sectores más vulnerables", explicó  Martín Barriuso, portavoz de la Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC).

"La legislación actual es contraproducente y apostamos por un modelo basado en el autocultivo individual y la creación de clubes sociales de cannabis en los que los usuarios puedan abastecerse en un circuito legal".

La legislación española es muy ambigua como la mayoría de las del mundo, ya que no especifica el número de plantas de cannabis que alguien puede cultivar para su consumo personal y la cantidad de mariguana o hachís que puede portarse, por lo que existe una excesiva dependencia de los criterios del policía o del juez de turno, precisa.

Sin embargo, Holanda no es un modelo a seguir para la FAC. Las asociaciones de cannabis quieren ir más allá de una legislación que consideran insuficiente.

"Holanda no es un punto de referencia. Allí no hay una regulación clara, sino una política de tolerancia que permite la venta pero al mismo tiempo criminaliza el cultivo, lo que provoca que todo lo que se vende entre por la puerta de atrás, en una absoluta opacidad en cuanto al origen y la calidad del producto", advierte el vocero de la FAC que apuesta por la comercialización en España de las drogas blandas mediante entidades sin ánimo de lucro.

El consumo de cannabis en España hace años que dejó de ser un tabú, la mayoría de los jóvenes españoles consideran el consumo de mariguana o hachís algo tan natural como la ingesta de alcohol.

Sin embargo, el gobernante Partido Popular (PP) y el opositor Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se oponen a la despenalización total del cultivo, distribución y consumo de cannabis, por lo que han frenado las iniciativas de la izquierda española más radical, que apoya la legalización.

Impulsa crisis el consumo doméstico

La generalización del consumo de mariguana y hachís en España y la grave crisis económica han generado en los últimos 5 años el incremento de pequeños viveros destinados al consumo doméstico y que se ubican en las terrazas o pequeños jardines de viviendas particulares, siempre a resguardo de cualquier mirada indiscreta.

"Fumo 'maría' con frecuencia y en un momento dado me planteé cultivar en el jardín trasero de casa algunas plantas para consumo personal y de mis amigos. Las cuido desde hace años y nunca he tenido problemas, aunque sé que hay gente que las cultiva para venderlas y hacer negocio y eso ya son palabras mayores", señala P.R., un madrileño de 50 años, que pidió el anonimato.

"Suelo sacar una cosecha al año, lo que me permite satisfacer una parte del consumo y ahorrar algo de dinero".

P.R. precisó que debido a los cambios climáticos y el frío, la calidad de la yerba es inferior a la de la mariguana que se cultiva en países africanos o latinoamericanos.

Noticia:http://www.octavodia.mx/articulo/40106/espana-la-nueva-holanda

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