- El objetivo de esta nueva campaña es reducir los accidentes en carretera provocados por el consumo de sustancias estupefacientes y para ello, se impulsará un programa similar a los controles de alcohol que realiza la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil.
Aparte de que España, según desveló Fernández, es uno de los primeros países consumidores de cocaína y de cannabis del mundo, con el 4% y 10% respectivamente de prevalencia entre la población en general.
La idea es que, a partir del 9 de julio, comiencen a realizarse los primeros de una campaña que supondrá la realización de "miles de pruebas" ya que los agentes podrán parar a los conductores de manera generalizada para realizar este tipo de controles. Primero se les someterá a una prueba de alcoholemia y, en el caso de que den negativo, pasarán el test de recogida de saliva para valorar si han consumido drogas.
Si este primer test resulta negativo, podrán continuar su viaje pero, si da positivo, no, y deberá someterse a otro que será enviado a un laboratorio, donde finalmente se certificará el positivo y del que saldrá la sanción administrativa. Adicionalmente, si los agentes que realizan la prueba determinan que el conductor presenta sintomatología evidente de conducir drogado, podrá ser sancionado por el Código Penal.
Multa de 500 euros y seis puntos menos
Fernández Díaz ya anunció, a finales del mes de marzo, que la DGT estructuraría un programa de detección de conducción bajo los efectos de la droga análogo a los controles de alcoholemia.Lo hizo en su primera comparecencia en el cargo en la Comisión de Seguridad Vial y Movilidad Sostenible del Congreso, en la insistió en que el Ejecutivo iba a mantener "tolerancia cero en drogas al volante". Entonces, reveló que sobre 6,3 millones pruebas de alcoholemia en 2011, sólo hubo un 1,79% de positivos, mientras que de drogas solo se realizaron 705 controles, pero con un 51,21% de 'cazados'.
En la actualidad, dar positivo en un control de drogas (o negarse a hacerlo) implican una sanción económica de 500 euros y la pérdida de seis puntos del carné. No obstante, si los agentes valoran que la alteración del comportamiento provocada por la ingesta es muy peligrosa, puede terminar en un proceso penal.
Noticia: http://www.elmundo.es/elmundomotor/2012/06/14/conductores/1339673616.html
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