Comisión de Líderes
Mundiales Insta a Poner Fin a la Fracasada Guerra a las
Drogas, y Pide Reformas
Fundamentales del Régimen Mundial de
Prohibición de las Drogas
El informe declara a la guerra a las Drogas como un fracaso y
recomienda sustanciales reformas del régimen mundial de prohibición de
las drogas.
La Comisión es el grupo
más distinguido de líderes de alto nivel que ha
convocado a realizar tales
cambios de gran alcance – incluyendo no sólo
alternativas al
encarcelamiento y un mayor énfasis en los enfoques de salud
pública al uso de drogas
sino también descriminalización y experimentación
de regulaciones legales.
El Director Ejecutivo de
la organización mundial de incidencia política AVAAZ,
con sus nueve millones de
miembros alrededor del mundo, presentan una
petición pública en apoyo
de las recomendaciones de la Comisión Global,
entregada al
Secretario General de las Naciones Unidas.
Estupefacientes, y
cuarenta años después que el Presidente Nixon lanzara la
guerra a las drogas del
gobierno norteamericano, se necesitan urgentes
reformas fundamentales en
las políticas de control de drogas nacionales y
mundiales,” dijo el ex
presidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso.
“Comencemos a tratar las
adicciones a drogas como un tema de salud,
reduciendo la demanda de
drogas a través de iniciativas educativas
comprobadas y regulando
legalmente el cannabis en lugar de criminalizarlo.”
Las recomendaciones de la
Comisión se sintetizan en el Resumen Ejecutivo
que se encuentra más abajo
en este comunicado. Ellas incluyen:
● Terminar con la
criminalización, la marginalización y la estigmatización de
las personas que usan
drogas pero que no hacen ningún daño a otros.
● Alentar a los gobiernos
a que experimenten con modelos de regulación
legal de las drogas
(especialmente cannabis) a fin de socavar el poder del
crimen organizado y para
salvaguardar la salud y la seguridad de sus
ciudadanos.
● Asegurar que esté
disponible una variedad de modalidades de tratamiento,
incluyendo no sólo los
tratamientos con metadona y buprenorfina, sino
también programas de
tratamiento asistido con heroína que han probado ser
exitosos en muchos países
europeos y en Canadá.
● Aplicar los principios y
políticas de derechos humanos y de reducción de
daños tanto a las personas
que usan drogas como a aquellos involucrados en
los segmentos inferiores
de los mercados ilegales de drogas, tales como
campesinos, correos, y
pequeños vendedores.
“Abrumadora evidencia de
Europa, Canadá y Australia demuestra ahora los
beneficios tanto humanos
como sociales de tratar a la adicción a drogas
como un problema de salud
más que como uno de justicia criminal y de
reducir la confianza en
las políticas prohibicionistas,” dijo la ex presidenta
suiza Ruth Dreifuss. “Es
necesario que estas políticas se adopten en todo el
mundo, con los cambios
requeridos a las convenciones internacionales de
control de drogas.”
y la corrupción
relacionados con las drogas en América Latina son los resultados de las fallidas
políticas de guerra a las drogas,” dijo el expresidente colombiano César
Gaviria.
“Ahora es el tiempo de romper el tabú
en la discusión de todas
las opciones de política de drogas, incluyendo alternativas a la
prohibición de las drogas.”
nuestras cárceles, costó
millones de dólares de los contribuyentes, alimentó
el crimen organizado y
causó miles de muertes. Necesitamos un nuevo
enfoque, uno que saque el
poder de manos del crimen organizado y trate a
las personas con problemas
de adicción como pacientes, no como
delincuentes,” dijo
Richard Branson, fundador del Grupo Virgin y cofundador
de The Elders, Reino
Unido. “La buena noticia es que los nuevos enfoques
centrados en la regulación
y la descriminalización han resultado.
Necesitamos que nuestros
líderes, incluyendo a los hombres de negocios,
examinen los enfoques
alternativos, basados en hechos. Necesitamos formas
más humanas y eficaces de
reducir el daño causado por las drogas. La única
cosa que no podemos
permitirnos hacer es seguir pretendiendo que la
“guerra a las drogas” está
funcionando."
RESUMEN EJECUTIVO
La guerra global a las
drogas ha fracasado, con consecuencias devastadoras
para individuos y
sociedades alrededor del mundo. Cincuenta años después
del inicio de la
Convención Única de Estupefacientes, y cuarenta años
después que el Presidente
Nixon lanzara la guerra a las drogas del gobierno
norteamericano, se
necesitan urgentes reformas fundamentales en las
políticas de control de
drogas nacionales y mundiales.
Los inmensos recursos
destinados a la criminalización y a medidas
represivas orientadas a
los productores, traficantes y consumidores de
drogas ilegales, han
fracasado en reducir eficazmente la oferta o el consumo.
Las aparentes victorias en
eliminar una fuente o una organización de tráfico
son negadas casi
instantáneamente por la emergencia de otras fuentes y
traficantes. Los esfuerzos
represivos dirigidos a los consumidores impiden las
medidas de salud pública
para reducir el VIH/SIDA, las muertes por
sobredosis, y otras
consecuencias perjudiciales del uso de drogas. Los
gastos gubernamentales en
infructuosas estrategias de reducción de la oferta
y en encarcelamiento
reemplazan a las inversiones más costo-efectivas y
basadas en la evidencia
orientadas a la reducción de la demanda y de los
daños.
Nuestros principios y
recomendaciones pueden resumirse como sigue:
Terminar con la
criminalización, la marginalización y la estigmatización de las
personas que usan drogas
pero que no hacen ningún daño a otros. Desafiar
los conceptos erróneos
comunes acerca de los mercados de drogas, el uso
de drogas y la dependencia
de drogas en lugar de reforzarlos.
Alentar a los gobiernos a
que experimenten con modelos de regulación legal
de las drogas a fin de
socavar el poder del crimen organizado y para
salvaguardar la salud y la
seguridad de sus ciudadanos. Esta recomendación
se aplica especialmente al
cannabis, pero también alentamos otros ensayos
de descriminalización y
regulación legal que puedan conseguir estos
objetivos y proveer
modelos para otros.
Ofrecer servicios de salud
y tratamiento a los que los necesiten. Asegurar
que esté disponible una
variedad de modalidades de tratamiento, incluyendo
no sólo los tratamientos
con metadona y buprenorfina, sino también
programas de tratamiento
asistido con heroína que han probado ser exitosos
en muchos países europeos
y en Canadá. Implementar programas de
intercambio de jeringas y
otras medidas de reducción de daños que han
probado su efectividad en
reducir la transmisión del VIH y otras infecciones
de transmisión sanguínea,
así como las muertes por sobredosis. Respetar los
derechos humanos de las
personas que usan drogas. Abolir las prácticas
abusivas llevadas a cabo
en nombre del tratamiento –tales como la
internación forzada, los
trabajos forzados, y los abusos físicos o psicológicosque
contravienen los
principios y normas de derechos humanos o que
eliminan el derecho a la
autodeterminación.
Aplicar en gran medida los
mismos principios y políticas antes expuestos a
las personas involucradas
en los segmentos inferiores de los mercados
ilegales de drogas, tales
como campesinos, correos, y pequeños vendedores.
Muchos de ellos han sido
víctimas de violencia e intimidación o son
dependientes de drogas.
Arrestar y encarcelar decenas de millones de estas
personas en las recientes
décadas ha llenado las prisiones y destruido vidas
y familias, sin por ello
reducir la disponibilidad de drogas ilegales o el poder
de las organizaciones
criminales. Pareciera no haber límite al número de
personas que se vinculan
con esas actividades para mejorar sus vidas,
proveer a sus familias, o
para escapar de la pobreza.
Focalizar las acciones
represivas en las organizaciones criminales violentas,
pero hacerlo de manera de
socavar su poder y su alcance, mientras se da
prioridad a la reducción
de la violencia y la intimidación. Los esfuerzos para
imponer el cumplimiento de
la ley no debieran focalizarse en reducir los
mercados de drogas per se,
sino más bien en reducir sus daños en los
individuos, las
comunidades y en la seguridad nacional.
Invertir en actividades
que puedan prevenir en primer lugar que las personas
jóvenes usen drogas y a la
vez prevenir que los que las usan desarrollen
problemas más
serios.Evitar mensajes simplistas al estilo de “sólo di que no”
y políticas de “tolerancia
cero”, y alentar los esfuerzos educativos asentados
en información creíble y
en programas preventivos que focalicen en las
habilidades sociales y la
influencia de los pares. Los esfuerzos preventivos
más exitosos son aquellos
dirigidos a grupos específicos en riesgo.
Comenzar con la
transformación del régimen mundial de prohibición de
drogas. Reemplazar las
políticas y las estrategias de drogas orientadas por la
ideología y la
conveniencia política, por políticas económicas responsables y
estrategias basadas en la
ciencia, la salud, la seguridad y los derechos
humanos – y adoptar
criterios apropiados para su evaluación. Revisar la
clasificación de drogas
que ha resultado en obvias anomalías como la
defectuosa categorización
del cannabis, la hoja de coca y el MDMA (éxtasis).
Asegurar que las
convenciones internacionales sean interpretadas y/o
revisadas para adaptarlas
a una sólida experimentación con la reducción de
daños, la
descriminalización y las políticas de regulación legal.
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